Puede que la belleza abra muchas puertas, pero no las de China. Lo sabe bien Anastasia Lin, que protagoniza una agria polémica con el régimen de Pekín desde que se coronó como Miss Canadá el pasado 16 de mayo. La razón la expuso la propia joven, nacida en China y naturalizada canadiense después de haber emigrado con su madre cuando solo tenía 13 años, en un artículo que publicó en el diario The Washington Post: “Me siento muy privilegiada de ser canadiense, y de disfrutar de las libertades que a muchos otros se les niegan en diferentes partes del mundo. Haber crecido en Occidente me ha permitido conocer conceptos como el de los Derechos Humanos, y creo que merece la pena protegerlos aunque eso requiera correr riesgos”.
Sin duda, ella está dispuesta a correrlos. No en vano, como actriz ha participado en una obra que muestra el sufrimiento de los miembros de Falun Gong, una secta prohibida y perseguida en China, y en julio testificó frente a una comisión del Congreso de Estados Unidos para explicar las violaciones de los derechos humanos a las que están sometidos quienes pertenecen, como ella, a este polémico grupo espiritual que combina elementos del taoísmo y el qigong y sí es legal en territorios como Hong Kong o Taiwán. “En China hay gente que recibe palizas y sufre torturas, como quemaduras o electrocuciones, por mantenerse fiel a sus creencias”, afirmó entonces.
A pesar de todo, a sus 26 años, Lin ratifica que no la van a callar. “He pensado en no volver a hablar más de este tema porque mi familia está en peligro. Pero no puedo hacerlo. Porque si consiguen silenciarme ahora, no se me presentará una nueva ocasión para hablar. Les habré demostrado que su táctica de intimidación funciona conmigo. Además, creo que cuanta más importancia se le dé a mi caso a nivel internacional, más seguro estará mi padre”, ha explicado. Claro que, con declaraciones como esas, no parece que China vaya a ceder. En ese caso, debería ser la primera dama de honor quien acuda a Sanya, y ha querido la casualidad que Betty Yunlei tenga también orígenes chinos. No obstante, a juzgar por su vídeo introductorio oficial, ella sí que encaja en el perfil que China exige a unamiss: bella, discreta, altruista, y, sobre todo, políticamente correcta.
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Enrique Mercedes
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